MUTABILIDAD, UN SUSTANTIVO PARA DESCRIBIR EL HACER TEXTUAL DE MARÍA TERESA ANDRUETTO

Ana María Angélica Gianotti
Universidad Nacional de Río Cuarto
anagia49@yahoo.com.ar
 
Si bien la originalidad de la obra de María Teresa Andruetto tiene presencia inmediata cuando el lector se sumerge en su narrativa, se tratará de analizar cuáles son las estrategias que hacen original su discurso literario. Se hará hincapié en la mutabilidad que realiza en los elementos del mundo ficcional. La mirada se detendrá ya en el género elegido, ya en el lenguaje, ya en el desarrollo de las acciones, ya en los personajes que se vuelven etéreos o de gran peso dramático. También se considerará el trasfondo ético de situaciones y/o personajes. Se abordará el análisis  en las obras literarias infanto-juveniles: Solgo[i], El anillo encantado[ii], Benjamino,[iii] El árbol de lilas[iv].
En primer término es necesario puntualizar qué se entiende aquí por mutabilidad. Si nos remitimos a la Real Academia[v] mutabilidad se refiere a la calidad de mudable  y entre las acepciones de mudable  transcribo la 7. “Variar, cambiar” y la 5. “Soltar periódicamente la epidermis y producir otra nueva, como lo hacen los gusanos de seda”. María Teresa Andruetto nos sorprende con esas variaciones que va realizando y en ese trastocar produce  el nuevo cuento o sea la seda elaborada -para continuar con la imagen-.


En Los nueve mirlos[vi] (13) el lector desde el comienzo se encuentra con un cuento maravilloso, el tradicional cuento de hadas ya que:
ü  Está presente la intemporalidad que lo caracteriza “Hace tiempo vivía en…”
ü  La indeterminación espacial “…en las colinas que lame el Belbo…”
ü  El tema de un amor imposible por las diferencias sociales: princesa-carbonero
ü  La resolución del problema con la huida de la princesa dejando todas las riquezas por amor.
ü  La altivez y falta de consideración del rey con sus súbditos enfrentada a la belleza, bondad y sencillez de su hija
Todos estos elementos enlazados en un relato lineal llegan a conformar un texto que no se aparta del cuento tradicional pero en el desenlace cuando el lector espera el acercamiento de la hija con el padre, el  relato cambia de rumbo, la realidad se transforma y se produce un trastoque en el género que se venía conformando: el cuento tradicional se transforma en leyenda. El título Los nueve mirlos sirve de referente para que el lector pueda llenar los vacíos que deja el texto. Los niños se transforman en crías, revolotean, no hablan sino que trinan. Y luego el rey “vio nueve pájaros, como nueve trazos de carbón, rompiendo con su canto la monotonía del paisaje” (20) y su hija mira por la ventana para ver “a sus nueve crías que volaban – color y canto por el cielo del reino”(20) Este final está anticipado en el escueto diálogo del rey con su hija:
“    - ¿Son de mi sangre?
-         
-          Son como el carbón.
-          Y cantan como yo – contestó Geraldina, mientras sus crían hacían reverberar de trinos el lugar”(20)
El texto al titularse Los nueve mirlos desde lo maravilloso de toda leyenda  justifica poética y mágicamente el color y canto de estos pájaros.
Algo similar sucede con Solgo. Él es el pintor que después de muchas vicisitudes en su vida de artista, conmovido por la pobreza, el sufrimiento y el hambre de su gente crea en el suelo su obra más lograda: un hermoso árbol de cerezos que se convertirá en real y luego alimentará a todos. ¿Nuevamente el cuento se transforma en leyenda? La fidelidad de Solgo a sí mismo, sus resortes morales, crean otra realidad. Los ideales instauran la realidad tangible de lo cotidiano: un verdadero árbol que da frutos.
En cuanto a La Mujer del Moñito[vii] (53) desde el comienzo estamos ante un baile de Palacio, un baile de disfraces. El entorno que se construye va predisponiendo al lector a una historia de amor entre esa hermosa mujer distinta a las demás que prenda al victorioso Longobardo. Todo presupone un final de cuento de hadas tradicional.  Un elemento extraño (el moñito negro) va creando un suspenso que  transforma al cuento tradicional en un cuento de terror con ese final inesperado “El nudo se deshizo y la cabeza de la joven cayó rodando por las escalinatas” (58)
El anillo encantado[viii] (8) desde su título nos remite a los cuentos de hadas. Se presenta el amor, la muerte, la impotencia del amado ante la muerte y hasta el lugar común del  religioso que quiere acabar con el maleficio de un amor que continúa aún después de la muerte “…el amor de Carlomagno no había muerto. Hizo llevar a su habitación el cadáver embalsamado de la muchacha…” (10) Luego campea la ironía ya que aquello que enajenó a Carlomagno quizá no fue Ifigenia sino el anillo, ese anillo encantado que al tomarlo el Arzobispo:   “Carlomagno enterró el cadáver. Y se enamoró del Arzobispo” (11-12)  y así sucesivamente el amor del rey se dirige al poseedor del anillo. El encadenamiento de hechos produce una cierta comicidad  plena de  ironía. Esa serie de situaciones lleva el anillo al lago de Constanza, lugar donde Carlomagno se enamoró de Ifigenia. Se observa, entonces, que en este texto, lo maravilloso del cuento de hadas hace un quiebre para dar lugar a situaciones absurdas que luego se van atenuando para retomar el hilo de lo maravilloso ya que Carlomagno se enamora del lago de Constanza, lugar  donde conoció a Ifigenia- siguiendo la línea del cuento de hadas-.
El olor a nardos[ix](43) asume toda la estructura de un cuento tradicional pero el final escapa a esos cánones ya que el tiempo no dejó intacta la belleza de la protagonista desdichada encerrada en la torre. El lector ante esta estructura de cuento de hadas esperaba quizá la belleza incólume de la Bella Durmiente en Halima que está descripta al comienzo: “Tenía la piel suave. /Y el pelo negro. /Y olía a nardos”(45) y al final sufre la transformación de cualquier mortal con el paso del tiempo “ la piel rugosa, macilenta…ella lo había perdido todo. El pelo negro, los ojos bellos…” (51)  Nuevamente la mutabilidad ¡qué coincidencia en este cuento!, mutabilidad de género, marcada por el tiempo, esencia de lo mutable, que sorprende al lector. En este caso, solamente le queda el perfume, el olor a nardos, que es lo que identifica a las personas en la realidad -¿quién no recuerda el olor de su madre, de su padre o de sus abuelos queridos?
La camisa del hombre feliz [x](21) también mantiene la  estructura de un cuento de hadas. Un rey poderoso que debe hallar algo tan simple como la camisa de un hombre feliz para que la princesa, su hija enferma, se la ponga y se cure.  Búsqueda de un hombre feliz por todo el reino… Y luego, el final, inesperado: el único hombre feliz del reino no tenía camisa. El cuento de hadas tradicional se transforma en un cuento de final abierto. Lo ético tiene su primacía: la felicidad no está en el tener, ya que “el más pobre de los arroceros contestó que sí (ante la pregunta de si era feliz) y los servidores de Ananda le pidieron la camisa. Pero él no tenía camisa.” (27).
Si nos detenemos en la construcción de los personajes femeninos encontramos  a Ifigenia,  tan sutil como bella, tan leve, que la muerte la lleva. Es un personaje etéreo pero que sigue viviendo con gran fuerza después de la muerte.  Una antítesis entre lo etéreo en la vida y la presencia real en la muerte. Ese rasgo la hará inolvidable.   Geraldina, la princesa que abandonó todo por amor, está construida con pocos trazos y es el lenguaje, en este caso la metáfora la que sintetiza sus sentimientos y pasiones: “El hombre despertaba en su cuerpo urgencias y aleteos”  Y ante ese llamado abandona el reino. Y ese amor fue tan fecundo que cuando su padre la encuentra, “nueve niños se le prendieron a la falda”  Y ante la pregunta del padre “ –De qué viven?  - Del carbón, del amor- contestó ella.” El amor apasionado que la llevó a dejar su vida de princesa se fortaleció en la pobreza: vivió del carbón (el bien material) y del amor (el bien espiritual). Geraldina eligió su vida.
La mujer del Moñito representa la misteriosa, la que atrae porque es distinta a las otras, la que tiene un secreto.
En síntesis, en cuanto a la construcción de los personajes femeninos, aún dentro de la estructura de los cuentos tradicionales, ellas se evaden del deber ser, salen del estereotipo y toman su identidad al configurar su destino: Geraldina, Ella –de El árbol de lilas -, la muchacha de ojos verdes prisionera del ogro, para nombrar algunas.
Hasta aquí se ha tratado de analizar la estructura de los relatos en cuanto a su alteración en relación a lo canónico, mutabilidad en cuanto a género, desarrollo de acciones y un pantallazo sobre la construcción de los actores femeninos del mundo ficcional creado. Al mismo tiempo  se ha podido observar que en la mayoría de los textos campea el sentido ético. María Teresa Andruetto lo afirma:[xi]En lo personal, me gusta mucho cierta literatura de sugerente enseñanza, desde los relatos arquetípicos hasta los cuentos sufíes, y no me da temor su carácter docente porque apuesto todo, o casi todo, a la sugerencia del lenguaje…” (23) Tal como ella lo revela está el elemento ético y también  ese trabajo de la palabra que se palpa en cada línea leída, se percibe el trabajo de orfebre[xii] que realiza Andruetto. En su obra se entreteje la estética de la palabra y la ética de la palabra. Ese es otro aspecto esencial en la obra de María Teresa, en el sentido de que esa  palabra trabajada, pulida, se entrelaza con el mundo de los valores elaborados desde el lenguaje con cierta  levedad  casi etérea pero con una fuerza de permanencia y firmeza, muy sólidas. Es el sentido ético unido al estético de la palabra el que emerge de las situaciones, de los personajes, con una humanidad y belleza que llega a conmover. Así podemos acercarnos a Solgo, el pintor, el artista, fiel a sus principios que no se vende ni a reyes ni a sacerdotes porque tiene la fibra de los que están convencidos de su lucha. Y es su Palabra plena de imágenes comparativas la que explica al Rey por qué pinta sin importarle riquezas ni honores: “Para buscar un azul como el de la mañana, /y un negro como el de la noche/ y un verde como el de la rana, / contestó Solgo.” y el final es realmente admirable: “Y como él nada tenía para darles /dibujó sobre la tierra un cerezo. Un cerezo tan verdadero / que embriagó a los hombres/ con sus flores/ y les dio frutos/ durante toda la vida.” (30-31) Teniendo en cuenta a Bajtín, es indudable que Andruetto, asume un discurso cuya ideología se manifiesta en cada acto, tanto en Solgo como  en aquel cuento  Zapatero Pequeñito[xiii] en el cual el más pequeño de los seres del reino por su tamaño, orfandad y miseria vence todos los obstáculos sin esperar recompensa. Es el reconocimiento del pueblo quien lo convierte  en grande. El lector llena los vacíos que deja Andruetto ya que el cuento finaliza así: “Y el rey y su pueblo le agradecieron tanto, tanto, que el zapaterito se volvió grande”(56) Allí el lector puede leer grande de tamaño y también grande en valores porque sorteó todas las dificultades sin esperar nada a cambio.  
De luz y de sombra[xiv]  (35)  es una historia de amor y desencuentro contada con un  trabajo exquisito del lenguaje; es casi una poesía, con su mundo de imágenes y repeticiones: “…en el banco invadido de sombras el hombre esperó…”(39) “ Junto a los pájaros ciegos, el hombre esperó. Junto a los jazmines en penumbras, el hombre esperó” (40), los encadenamientos: “Había una vez una ciudad. Una ciudad antigua…. En aquella ciudad antigua… (37) las metáforas: “A la hora en que los pájaros devoran los últimos fulgores, (39). Historia contada desde lo poético: un hombre  solo en el banco de la plaza no logra ver a su amada que está en otro banco ya que está obnubilado por su soledad y su sufrimiento y no puede ver más allá de sí mismo. Si hubiese salido de sí, hubiera visto a su amada en el otro extremo esperándolo…esto es lo que leo desde mis vivencias, otro lector llenará los vacíos de otro modo. ¿Por qué? Porque esto es literatura.
También El árbol de lilas es la historia de un desencuentro pero ahora con final feliz.  Es la utopía en su esencia, buscada por el mundo; el espíritu indomable que explora, que busca hasta que se percata de que quien buscaba era aquél que la esperaba bajo el árbol de lilas y ella no supo ver antes: “… y ella vio que tenía los ojos de agua,/ la acarició y ella supo que tenía las manos de seda,/…también los pies de alas. Lo meritorio de estos textos es que los valores que juegan en la obra están regidos por el  libre albedrío y por lo tanto los actores  ejercen esa libertad de no sujetarse a lo conocido hasta que por sí mismos encuentran el camino. Valores, ideología, discurso ideológico que emana de las situaciones. Lenguaje, poesía, valores: un entretejido en la obra de María Teresa Andruetto.
La originalidad,  hipotetizamos,  reside en  el punto de vista elegido ya que juega con la mutabilidad en el sentido de cambios  conscientes que el narrador instala en el mundo narrado; está siempre en los bordes y ello provoca una alteración, una transformación, en definitiva una renovación tal que deviene en originalidad. Podría finalizar este acercamiento a la obra de María Teresa Andruetto con sus palabras “Que me gusta mucho más que la literatura sea un remolino, siempre desacomodándose…”[xv] (7) refiriéndose a la idea de canon o modelo. Y es lo que ella realiza: desacomoda, muda, quiebra, para crear con lo tradicional, un texto realmente original desde un lenguaje pleno de sugerencias.
Bibliografía
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Daviña, Lila. Italo Calvino y M. T. Andruetto: tras las huellas de algunas propuestas para este milenio.







[i] Andruetto, María Teresa. Solgo (2004) Buenos Aires, Ed. Cast.:e.d.b.
[ii] Andruetto, María Teresa, El anillo encantado, (1993,11ª ed.2010).Buenos Aires, Ed. Sudamericana
[iii] Andruetto, María Teresa, Benjamino, (2003).Buenos Aires, Ed. Sudamericana
[iv] Andruetto, María Teresa,  El árbol de lilas, (2008). Córdoba, Ed. Comunic-arte.
[v] Diccionario de la Lengua Española. 19ª edición (1970) Espasa Calpe. Madrid, España
[vi] Texto que pertenece a la obra citada de Andruetto, María Teresa, El anillo encantado
[vii] Texto que pertenece a la obra citada de Andruetto, María Teresa, El anillo encantado
[viii] Texto que pertenece a la obra citada de Andruetto, María Teresa, El anillo encantado
[ix] Texto que pertenece a la obra citada de Andruetto, María Teresa, El anillo encantado
[x] Texto que pertenece a la obra citada de Andruetto, María Teresa, El anillo encantado
[xi] Andruetto, María Teresa. Hacia una literatura sin adjetivos.(2009), Córdoba, Ed. Comunic-arte
[xii] Trabajo de orfebre, términos que tomo de María Dolores Duarte en: María Teresa Andruetto, una voz diferente en la narrativa juvenil argentina.
[xiii]   Texto que pertenece a la obra citada de Andruetto, María Teresa, Benjamino.
[xiv] Texto que pertenece a la obra citada de Andruetto, María Teresa, El anillo encantado
[xv] Andruetto, María Teresa. Hacia una literatura sin adjetivos. Obra citada.